ETA lanza una campaña de extorsión sin precedentes por su debilidad económica
Envía una remesa masiva de cartas en las que exige hasta 400.000 euros y extiende sus amenazas a nuevos colectivos.
SAN SEBASTIÁN.
El gran problema de la organización es la dificultad para cobrar las sumas que exige .ETA ha iniciado en las últimas semanas una nueva campaña de extorsión contra el colectivo empresarial, aunque en esta ocasión sin precedente alguno por el carácter masivo del envío, que parece traslucir que necesita recursos económicos con urgencia. La organización terrorista ha remitido una gran oleada de cartas de chantaje que medios policiales interpretan como una de las mayores ofensivas de ETA para conseguir dinero a la fuerza de empresarios y profesionales liberales.
Los expertos de la lucha antiterrorista creen que este hecho puede deberse a que las finanzas de la organización se encuentran en números rojos, lo que les obligaría a multiplicar sus exigencias para intentar paliar la bancarrota interna.
Según fuentes consultadas por este periódico, las fuerzas de seguridad se han quedado sorprendidas, ya que ETA suele enviar remesas de cartas cada pocos meses, de una forma casi periódica. Sin embargo, ahora se están encontrando con una oleada masiva, en la que no sólo detectan mensajes a personas ya amenazadas y a quienes se les recuerda que deben pagar, sino que también hay nuevos empresarios y profesionales liberales que los terroristas han incluido en su siniestra lista de destinatarios.
En numerosos casos de víctimas que ya habían sido objeto de amenazas previas, los etarras reclaman cantidades desorbitantes. Por contra, a los nuevos extorsionados les emplaza a hacer pagos más moderados. No obstante, algunas cartas llegan a exigir 400.000 euros.
Goteo constante
Al parecer, el flujo de notas ha ido en aumento desde comienzos de 2010. En enero, el presidente de la patronal navarra, José Manuel Ayesa, aseguró que llevaban medio año sin recibir mensajes de extorsión. Pero un mes más tarde, la campaña se reactivó hasta convertirse en un goteo constante, también denunciado por los industriales. El envío masivo se detectó en los primeros días de mayo y desde entonces no ha cesado.
Según los analistas antiterroristas, el gran problema de ETA es la dificultad para cobrar las sumas que exige. Estas fuentes sostienen que la operación llevada a cabo por la Guardia Civil a finales de abril contra los abogados de la izquierda abertzale habrá hecho surgir reticencias a la hora de acudir a determinados canales para efectuar los pagos. Los expertos creen también que someterse al chantaje está directamente ligado a la actividad de los terroristas, por lo que el silencio de la organización y las operaciones policiales de los últimos meses habrán reforzado la voluntad de muchos industriales de no pagar. El último atentado de ETA en España tuvo lugar el 9 de agosto, cuando hizo estallar tres bombas de escasa potencia en locales comerciales de Mallorca. Con anterioridad, el 30 de julio, asesinó en la misma isla a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvà Lezaun.
La propia organización terrorista es consciente del efecto que sus ataques causan a la hora de activar el cobro del denominado impuesto revolucionario. En un documento incautado en la vivienda de una abogada de la izquierda abertzale, ETA explicaba sus planes para atentar contra los empresarios con el objetivo de aumentar la presión del chantaje. «Existe la necesidad de golpear a los empresarios: llenar el 'cerdito'», subrayaba. Aquella ofensiva se detuvo después de que el Cuerpo Nacional de Policía y las fuerzas de seguridad galas desmantelaran en Francia la mayor red de zulos donde ETA guardaba sus explosivos. De forma paralela, la izquierda abertzale inició su debate en el que afloraron con fuerza las posturas contrarias a la violencia.
En medios policiales se considera que la debilidad de los terroristas es posiblemente mayor de lo que hasta ahora se creía. Según una serie de documentos localizados en 2004 tras la caída del entonces jefe terrorista Mikel Albizu Iriarte, 'An-tza', ETA gastaba al año alrededor de 1.200.000 euros. En esas fechas sus gastos ya eran muy superiores a los ingresos, de forma que estaba consumiendo sus reservas.
En sus pérdidas económicas también influyó una pésima gestión de una compra de dólares con fines inversores que ETA intentó llevar a cabo, según la agencia Vasco Press. Esta operación fue un fracaso por la subida de la cotización del euro con respecto a la moneda estadounidense y contribuyó a acelerar los enfrentamientos internos en la cúpula terrorista.
Portugal y Barcelona
En la actualidad, se cree que la organización ilegal podría funcionar con menos dinero, ya que sus estructuras han sido cercenadas y reducidas al mínimo por la presión y los golpes policiales. También es cierto que gran parte de su debilidad se debe a la negativa de los amenazados a pagar el chantaje.
No obstante, las fuerzas de seguridad prefieren no echar las campanas al vuelo y recuerdan que ETA disponía de dinero como para intentar montar una base logística en Portugal, y que con ese fin sus comandos alquilaron viviendas y vehículos. Y no es el único caso.
El presunto activista Faustino Marcos llevaba 6.000 euros encima cuando fue detenido en Portbou hace unos meses, de camino a Barcelona, donde pretendía supuestamente alquilar una vivienda y una masía para convertirlos en una fábrica de explosivos.
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