• La izquierda aberzale considera ahora más viable forzar el fin de la violencia
• Por primera vez se reprocha en público a la banda el final de la tregua del 2006
Dirigentes de la izquierda aberzale (Rufi Etxeberria es el segundo por la izquierda), el 24 de abril en Pamplona. Foto: EFE / JESÚS DIGESROSA Paz
Los dirigentes de la izquierda aberzale creen tener, por primera vez en su historia, el control sobre ETA y, por ello, consideran que ahora sí tienen posibilidades de lograr el cese definitivo de la violencia. Personas próximas a la ilegalizada Batasuna confirmaron a EL PERIÓDICO que mediante un proceso que definen como «de pasos cortos pero constantes» están consiguiendo hacerse con las riendas del autodenominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) –un entramado de organizaciones que siempre ha dominado ETA– y con el control sobre la propia organización terrorista, que se halla ahora desarbolada por los continuos y certeros golpes policiales.
De ser cierta esta percepción de las fuentes consultadas, con ese proceso «de pasos cortos» la izquierda aberzale habría dado un paso de gigante que le permitiría reclamar su legalización y su regreso a las instituciones y apostar por una solución dialogada del conflicto. Básicamente, porque ahora sí estarían en condiciones de garantizar que ETA no volverá a actuar, un requisito imprescindible para reanudar ese diálogo por el que ellos abogan. El Gobierno mantiene, sin embargo, una gran desconfianza hacia las declaraciones de la izquierda aberzale, a la que exige el fin certificado de ETA como premisa previa e innegociable para considerar la interlocución.
De hecho, si la llamada declaración de Alsasua –que tras meses de debate interno se hizo pública en febrero– tuvo escaso eco en la sociedad vasca y fue desoída por los gobiernos de Rodríguez Zapatero y de Patxi López, fue por la gran desconfianza que suscitan las palabras de Batasuna y su incapacidad para garantizar el del cese de la violencia, y más tras el fiasco del proceso de paz del 2006. Además, en aquel documento la izquierda aberzale no incluía ni una condena ni un desmarque de ETA. Simplemente no citaba a la organización terrorista, lo que algunos –aun con reparos– interpretaron como un paso adelante, porque parecía significar que Batasuna prescindía de la opinión de la banda armada en la toma de decisiones.
EL MODELO IRLANDÉS / Ahora parece haber quedado más clara cuál era su estrategia. Una vez más, la misma que siguió el Sinn Fein después de que el IRA rompiera la tregua de 1994. Entonces, el partido liderado por Gerry Adams abrió una vía de continuados reproches públicos al brazo armado del nacionalismo norirlandés para empujarle al abandono de la violencia, evitando un posicionamiento drástico que desembocara en una ruptura. Esa parece ser también la línea iniciada por Batasuna: ir llevando poco a poco a ETA a su terreno pero no emplazarla a rendirse para evitar una escisión en la banda que podría interferir en su objetivo de llegar a un final dialogado y provocar una ruptura en las propias bases del movimiento aberzale.
A esa estrategia respondía la declaración leída el 24 de abril en Pamplona, con solemnidad y ante 200 representantes de la izquierda abertale, entre ellos dirigentes como Rufi Etxeberria y Jone Goirizelaia. En esa declaración, por primera vez, reprocharon a ETA que rompiera la última tregua con el atentado de la T-4 de Barajas en diciembre de 2006 y la consideraron un obstáculo para su apuesta por la política. El documento asegura que «la reanudación de las acciones armadas, lejos de solucionar los bloqueos en el diálogo, no han hecho sino producir un bloqueo superior».
BRUSELAS / En aquel acto, Batasuna pidió también a ETA que asuma la declaración de Bruselas, en la que se le reclama «un alto el fuego permanente e incondicional, controlado por un organismo internacional independiente». Ese documento fue suscrito el 29 de marzo por el mediador surafricano Brian Currin, que asesora a la izquierda aberzale, la Fundación Mandela y cuatro premios Nobel: el ex presidente surafricano Frederick de Clerk, el obispo Desmond Tutu, el exprimer ministro irlandés John Hume y la expresidenta irlandesa, Mary Robinson.
Una declaración de tregua de ETA demostraría que es cierto que Batasuna tiene ahora el poder, al menos de convicción, sobre la organización terrorista. Pero avanzar hacia la legalización y el fin del conflicto exigirá más verificaciones, porque Zapatero quedó más que escaldado con la experiencia anterior y su ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sostiene que no cejará en su política de acoso policial que tantos éxitos está dando en la lucha antiterrorista, con la caída consecutiva de las últimas cinco cúpulas de la banda.
No obstante, la puesta en libertad por el juez Baltasar Garzón del dirigente aberzale Rafa Díez Usabiaga, con el argumento de que debe cuidar a su anciana madre, ha sido interpretada por el PP y algunos medios de comunicación como una evidencia de que algo se está moviendo entre el Gobierno y Batasuna. El Ejecutivo lo niega rotundamente y la fiscalía ha recurrido la decisión del magistrado. La que sí se está moviendo es la izquierda aberzale. El tiempo dirá si su apuesta es sincera y está encaminada al éxito.
El Periodico.
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